La experiencia de Benjamin Eagle fotografiando a supervivientes del ISIS en el norte de Irak

Hablamos con el fotógrafo Benjamin Eagle sobre su proyecto fotográfico #IamYezidi.

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No ajeno a los entornos hostiles, el fotógrafo Benjamín ÁguilaEl proyecto #IamYezidi se centra en las mujeres yezidíes cautivas del ISIS. Pasó cinco días en Irak fotografiando esta serie de retratos. La exposición resultante tuvo lugar en Londres el mes pasado, y en ella se mostraron las imágenes junto con fragmentos de las historias personales de las mujeres.

En según la ONUSegún el informe, los yezidíes o yazidíes, grupo étnico-religioso autóctono del norte de Irak, están siendo objeto de genocidio por parte del ISIS. Están matando a los hombres que se niegan a convertirse y sometiendo a las mujeres cautivas a "la más horrible de las atrocidades". La obra de Eagle, que ofrece una visión poco frecuente de las personas afectadas por estos crímenes contra la humanidad, permanecerá en tu mente mucho después de que apartes la mirada.

Con sede en Londres, Eagle se especializa en documentales blanco y negro retratos. Sus fotografías de Haití, Etiopía y Myanmar captan sin esfuerzo el carácter y la humanidad de sus retratados. Su trabajo ha sido presentado en The Guardian, BBC, Viajero de National Geographic y Sony Pictures.

Format se sentó con Eagle para hablar de las lecciones que ha aprendido trabajando en entornos difíciles, de cómo afronta emocionalmente el tema y de sus consejos para los fotógrafos interesados en crear obras impactantes.

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Formato: Hola Benjamin. Tu serie #IamYezidi es increíblemente conmovedora y requiere acceder a una comunidad de mujeres traumatizadas. ¿Cuáles fueron los primeros pasos para poner en marcha este proyecto?

Benjamin Eagle: Organización humanitaria internacional Ayuda Khalsa trabaja con la comunidad yezidí en Irak desde 2014. El ISIS considera a los yazidíes adoradores del diablo y ha capturado y esclavizado a muchas mujeres, algunas de las cuales han escapado o han sido vendidas a sus familias.

Kanwar, uno de los miembros del equipo central, sentía que no se escuchaban las historias de estas mujeres. En enero de 2017, me preguntó si me interesaría visitar los campos con él para fotografiar a las mujeres y montar una exposición.

¿Puede describir su experiencia visitando los campos?

El primer campo que visitamos fue Sherya, en el norte de Irak. Lo que más me impresionó fue, en primer lugar, su enorme tamaño y, en segundo lugar, lo organizado que estaba: cada campo tenía un director y equipos asignados a distintas áreas. Las clases se impartían en tiendas de campaña y se habían instalado tiendas de alimentación y comercio. Visitamos cinco campamentos en el mismo número de días. Algunos estaban muy consolidados, otros no eran más que refugios básicos donde la gente se quedaba poco tiempo.

¿Cuál fue su enfoque estilístico para este proyecto?

Quería crear una serie de retratos básicos que permitieran que las expresiones faciales de las mujeres contaran una historia.

A lo largo de mis viajes anteriores aprendí rápidamente la importancia de la relación entre el fotógrafo y el sujeto, que suele mostrarse a través de los ojos del sujeto. Mis obras favoritas siempre muestran algún tipo de conexión o entendimiento, aunque apenas conozca a esa persona.

¿Cómo reaccionaron las mujeres?

A las mujeres con las que nos reunimos se les había preguntado de antemano si querían participar en el proyecto, y estaban deseosas de que se escucharan sus historias. Contamos con la ayuda de Suzan, una joven iraquí que trabaja en los campos. Nos tradujo y ayudó a las mujeres a sentirse cómodas. La comunidad tiene una gran relación con Khalsa Aid, así que eso nos ayudó mucho a ganarnos su confianza.

Quería captar la seriedad de las historias, pero muchas de las tomas eran de las mujeres sonriendo y riendo. Fue difícil no utilizarlas como imágenes principales, pero decidí que tenía que mostrar su fuerza y resistencia.

Muchas de las tomas eran de las mujeres sonriendo y riendo. Fue difícil no utilizarlas como imágenes principales, pero decidí que tenía que mostrar su fuerza y resistencia.

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¿Qué dificultades ha encontrado?

El principal reto era la luz y el tiempo. Khalsa Aid estaba allí para distribuir ayuda, y la fotografía tenía que hacerse después, así que no empezamos a fotografiar hasta las 6 de la tarde, en tiendas poco iluminadas, ya que a menudo llovía fuera.

Realmente quería mantener un aspecto coherente en todos los retratos, pero en cada casa y campamento que visitábamos la iluminación, el fondo y el espacio cambiaban. Una de las familias nos prestó una alfombra como telón de fondo, lo que ayudó a mantener la coherencia. También se rompió una de mis cámaras, pero por suerte llevaba otras dos encima.

¿Cómo le afectó el proyecto a nivel personal?

Fue increíblemente emotivo sentarme con las mujeres y escuchar lo que les había ocurrido a ellas y a sus familias. A menudo, las historias iban más allá de lo que yo podía comprender, y me impresionó su fortaleza y positividad a pesar de todo el dolor que les habían infligido. Algunas de sus historias me acompañarán el resto de mi vida.

Rodar en este tipo de lugares siempre es un reto. Ves muchas cosas, y he luchado con pesadillas y sentimientos de culpa. Es difícil volver a casa y retomar tu vida cómoda. Puedes tener una sensación de desapego. Pero saber que puedes dar a conocer las historias de la gente y marcar la diferencia hace que merezca la pena. Cámara de los Comunes británica hace unas semanas y ver la afluencia y las reacciones de la gente fue increíble.

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He luchado con pesadillas y sentimientos de culpa. Es duro volver a casa y retomar tu vida cómoda.

¿Qué aprendió del proyecto?

Comprendí mucho mejor el conflicto y su complejidad. Pensaba que el ISIS no era más que un grupo de guerrilleros, pero en realidad es un régimen muy bien financiado y armado. Manipulan y controlan psicológicamente a la gente a través del miedo. Sin embargo, es casi tan complicado que nunca puedes entenderlo del todo, sólo puedes entender las historias y percepciones de la gente al respecto.

Al mismo tiempo, al visitar este país tan estigmatizado en Occidente, ves lo vibrante y acogedor que es, y cómo mucha gente sigue viviendo su día a día. Volvería sin dudarlo si tuviera la oportunidad.

¿Alguna imagen en particular es su favorita?

Sí, el retrato de Bafren Shivan [Nota del editor: La imagen de cabecera] es mi favorita. Fue liberada el año pasado y ahora trabaja para ayudar a las chicas que acaban de llegar al campo. Tiene una energía increíble y me gusta pensar que he captado parte de ella en esta fotografía. Dan ganas de estar cerca de ella. Es una bellísima persona.

¿Cuál es su consejo para otros artistas o fotógrafos que deseen emprender un trabajo igual de duro?

Hay muchas cuestiones éticas en torno a la fotografía de conflictos y documental. Investiga bien, no te quedes de brazos cruzados. También tienes que centrarte en las razones por las que lo haces: tiene que haber algo más que intentar hacerte un nombre. Sé respetuoso, trabaja duro, sigue a tu corazón, ten una actitud positiva y no te rindas.

Visite Benjamín Águilapara ver más obras suyas.

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