Tuvimos el placer de charlando con Andrea DiLorenzo, fotógrafo gastronómico afincado en Roma sobre su trayectoria profesional, el impacto que tuvo en el sector la difícil experiencia italiana del COVID y sus consejos a los fotógrafos.
Andrea estudió Teoría del Cine en la Universidad y no pensaba dedicarse a la fotografía gastronómica hasta que un anuncio de trabajo en Internet llamó su atención.
Encontré este trabajo en Internet, una solicitud de empleo de una agencia, y me dije: soy italiano. Me gusta la comida. Así que debería intentarlo.
Su primer trabajo fue como ayudante en una sesión fotográfica para un restaurante de lujo, y enseguida se sintió atraído por el trabajo. Aunque durante un tiempo se interesó por otros tipos de fotografía, enseguida se dio cuenta de que el sector de la alimentación y las bebidas encajaba a la perfección con él y decidió centrar sus energías en él.
Mi fotografía de alimentos es fotografía de exteriores. Mi trabajo no es como el de un fotógrafo publicitario.
Fotografiar en exteriores tiene todo tipo de ventajas sobre la fotografía de estudio, sobre todo en lo que respecta a que el personal del restaurante, que conoce el lugar y el producto, puede echar una mano.
DiLorenzo es uno de los pocos fotógrafos especializados en alimentos y bebidas de Roma, donde está muy bien relacionado con el sector. También ha fotografiado a nivel internacional, pero las restricciones de COVID han puesto en pausa esas actividades.
Ser empresario no era algo natural para mí. Ahora, después de 10 años, por fin puedo llamarme empresario.
Muchos fotógrafos se sentirán identificados con la experiencia de DiLorenzo, más preocupado por la creatividad que por los negocios. Por suerte, desde el principio tuvo un mentor que le ayudó a entender el valor de su trabajo, cómo ponerle precio y cómo comunicar a los clientes la importancia de la fotografía de alta calidad.
Una parte muy importante de este trabajo son las conexiones sociales que puedes hacer... Y salir al extranjero, tener la oportunidad de trabajar con gente extranjera que está lejos de tu punto de vista, te abre la mente y te ayuda con tu trabajo no sólo en el extranjero, sino también en tu ciudad.
Aunque por el momento no pueda viajar, DiLorenzo considera que Instagram es una herramienta importante que le permite conectar con personas de todo el mundo.
En su opinión, ser capaz de hacer una gran foto es sólo 50% del trabajo. Las relaciones son cruciales.
COVID golpeó muy duramente a la industria de la restauración aquí en Italia desde el 22 de marzo de 2020. Fue una situación muy difícil. Perdí más de la mitad de mis puestos de trabajo.
DiLorenzo se centró en fomentar sus relaciones y mostrar su compromiso con sus clientes y colegas durante este tiempo. Incluso realizó algunos trabajos para ellos a tarifas muy reducidas y se centró en contar las historias de sus clientes del sector de la restauración a medida que la atención se alejaba de la comida en sí.
Aun así, sus perspectivas para el futuro posterior a COVID son positivas, tanto para él como para la industria alimentaria italiana y los fotógrafos de todo el mundo.
Su consejo a los fotógrafos es que sigan disparando, cometan errores, aprendan de ellos y recuerden siempre que sus relaciones son una parte increíblemente importante del trabajo.
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