La exposición "Encuesta" de Zoe Leonard en el Whitney explora lo que se pasa por alto

Expuesta hasta junio de 2018, esta muestra del Whitney es una oportunidad para conocer la crucial obra de la artista y activista neoyorquina Zoe Leonard.

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Conocida tanto por su labor como activista y artista, Zoe Leonard nació en Nueva York en 1961 y llegó a convertirse en una figura fundamental de la comunidad artística de la ciudad. Trabaja en fotografía, objetos encontrados y escultura. Leonard ha sido miembro de ACT UP, WAC, Gang y Fierce Pussy. Ha trabajado en defensa de los enfermos de SIDA, los derechos de la mujer, la protección de las identidades negra y gay, y un sinfín de otras causas. Su nuevo espectáculo Encuestauna exposición de mitad de carrera en el Museo de Arte Whitney, abierta hasta el 10 de junio, lleva al espectador a través de su matizada gama de estrategias que dan prioridad a las cualidades humanas de un mundo urbanizado.

Leonard, que a menudo trabaja con repeticiones, tiene un ojo agudo para reconocer los materiales importantes que pasan desapercibidos. A menudo utiliza objetos que pasan desapercibidos para hablar de temas que pasan desapercibidos. Un componente importante de la práctica de Leonard, que se basa en la fotografía, la escultura y los objetos encontrados, consiste en examinar el mundo que la rodea para localizar objetos e imágenes para su obra. De este modo, es ante todo una coleccionista, una poderosa reformuladora de imágenes y artefactos. A Leonard no le interesan los objetos únicamente por su estética formal, sino por su residuo cultural y su capacidad metafórica.

Esta exposición en el Whitney pide a los visitantes que consideren sus propias vidas y experiencias cotidianas a través de una mirada alterada. La instalación Ya ves que estoy aquí después de todo (2008), una colección de postales de las cataratas del Niágara, representa una serie de líneas temporales y experiencias que se entrecruzan. Las tarjetas son artefactos de momentos personales, aunque ubicuos. Recopilan los restos de un diseño nostálgico, Ya ves que estoy aquí después de todo señala la mercantilización de la memoria y el carácter común de las perspectivas. Mediante la repetición, lo que antes era banal se convierte en un poderoso objeto que viaja en el tiempo. En esta obra y a lo largo de Encuestalos objetos que Leonard presenta o fotografía tienen una cualidad mágica; como talismanes, funcionan para transportarnos a nuevas narrativas y múltiples líneas temporales.

En un debate celebrado en 2018 en la National Gallery of Art's Ciclo de conferencias Diamonstein-SpielvogelLeonard comparó su trabajo con el de un escritor. Capta el mundo, recoge trozos de él y acumula elementos para editarlos, perfeccionarlos y presentarlos en fechas posteriores relevantes. Éste es el quid de lo que hace que su obra sea tan poderosa y, al mismo tiempo, esté marcada por una sutileza ponderada. Leonard intenta diversificar las suposiciones sobre lo que puede y debe ser el arte.

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Árbol + Valla, Calle 6 (Primer plano). 1998, impreso en 1999. Impresión en gelatina de plata sobre papel, 262 x 178 mm. Cortesía del artista y de la Galería Gisela Capitain, Colonia.

Al ver una copia original del conocido poema de Leonard Quiero un presidente... es a la vez emocionante y conmovedora, un punto culminante de la exposición. No estaba en primer plano, sino enmarcada bajo un plexi, sin pretensiones, como todas sus obras, invitando al espectador a acercarse. Las palabras que se desvanecen producen un momento claramente privado y humano dentro del espacio institucional del Whitney.

Quiero un presidente... se escribió originalmente para la amiga de Leonard, Eileen Myles. Al igual que Leonard, la obra de Myles como poeta y novelista también utiliza una perspectiva realista y pedestre como base para entrelazar grandes cuestiones de género, raza y clase; Myles se presentó a la presidencia en 1992, un esfuerzo que fue más una actuación activista que un empeño serio. Quiero un presidente... tiene especial resonancia ahora, cuando el llamamiento de Leonard a un presidente que pueda relacionarse con la experiencia común parece más crucial que nunca, teniendo en cuenta el estado actual del gobierno estadounidense. Tras las elecciones de 2016, Mykki Blanco ofreció una interpretación contemporánea del poema que ayudó a presentar a Leonard a una nueva generación.

Recorriendo la exposición me sorprendió la inesperada tranquilidad de la serie de fotografías en blanco y negro más comúnmente tituladas como Árboles y vallas. A diferencia de algunas de las obras políticas más atrevidas, estas fotografías son de combustión lenta, y hablan de las actitudes más poéticas de Leonard. Esta obra muestra árboles que han crecido a través, entre o unidos a las vallas. Al sobresalir a través del metal que los constriñe, estos árboles parecen adoptar una forma corporal, un sentido casi humano de la intención. Sobre esta obra, Leonard dijo a la Tate:

"Lo que siempre me ha gustado de la fotografía es que es una forma tan directa de mostrar lo que tengo en mente. Veo algo. Te lo muestro. Cuando regresé a Nueva York, el árbol que había junto a mi ventana atrajo mi atención de una forma totalmente nueva. Una vez que lo fotografié, empecé a fijarme en árboles similares por toda la ciudad... Me asombró el modo en que estos árboles crecían a pesar de sus recintos, saliendo de ellos o absorbiéndolos. Las fotos de la serie de los árboles sintetizan mis pensamientos sobre la lucha. La gente no puede evitar antropomorfizarse. Yo me identifico inmediatamente con el árbol. Al principio, estas fotos pueden parecer imágenes melancólicas de confinamiento. Pero quizá también sean imágenes de resistencia. Y de simbiosis".

Los árboles y vallas metamorfoseados de Árboles y vallas se doblan, crecen, se transforman, se hinchan, se cruzan, se acuchillan, se mastican y se mezclan. La forma en que Leonard personifica los objetos es primordial para comprender cómo graba un tema. Grabado a lo largo de varios años, en las décadas de 1990 y 2000, el carácter duradero de Árboles y vallas señala el ojo en constante movimiento de Leonard, su colección visual del mundo y su búsqueda de subjetividades poco visibles.

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TV Carretilla2001, Impresión por transferencia, 50,8 × 40,6 cm. Colección de la Biblioteca Pública de Nueva York.

Además de la Árboles y vallas serie, Encuesta incluyen un gran número de fotografías callejeras de pequeño formato que demuestran cómo Leonard capta los entresijos poco examinados de la vida urbana. Examina y re-presenta situaciones físicas que son compositivamente y coloridamente comedidas, pero también significativas en cuanto a dónde dispara su objetivo. En estas obras no destaca la destreza técnica. Pero su obra habla constantemente del proceso de la fotografía; esto se resume en una obra que no se incluyó en Survey, la serie Camera Obscura, en la que reproduce la estrategia histórica de la cámara para tomar imágenes del sol. Sin embargo, incluso en las esculturas de Leonard, se refiere a la tarea de la fotografía de retener la memoria, presentar pruebas y referenciar. No hay ninguna distinción en su obra que haga necesario separar la historia de la fotografía de su naturaleza poética.

Hay una especie de calidad sin esfuerzo en estas obras fotográficas, aunque forman parte de una colección que tardó años en capturar. Como toda la obra de Leonard, estas imágenes son el resultado de una constante observación del mundo, sus perspectivas y sus objetos. Podemos suponer que esto podría incluir cientos de otras colecciones que quizá no hayan fructificado todavía, o quizá nunca lleguen a formarse del todo. Hablando con Molly Prentiss para Revista Interview, Leonard describe su fotografía como "ligada a una relación muy específica con el mundo material". Para Leonard, fotografiar es "un acto de observación, pero no es un acto de registro objetivo".

De este modo, persigue la actividad de su trabajo con el medio de la fotografía pero con la perspectiva de una escritora. Recoge experiencias para emplearlas después en una obra, una narración que escribe a través del mundo en imágenes.

Una de las piezas más emotivas de la exposición es Fruta extraña (1992-1997), titulada así por la inquietante canción de Billie Holiday. Esta obra está formada por trozos amontonados de cáscaras de fruta secas y correosas, cosidas entre sí en distintas configuraciones. Instaladas en el suelo, estas esculturas basadas en desechos recuerdan una calle cubierta de basura orgánica, o incluso de cadáveres; Fruta extraña se realizó como reacción a la crisis del sida de los años 80. Muchas de las obras de Encuesta tienen una carga emocional similar. Por ejemplo, dos imágenes de ventanas revocadas, ambas sin título. Estas obras remiten a monocromos fotográficos o a esculturas en relieve poco profundas en cuanto a la forma. Sin embargo, en su contenido poético, se hacen eco del mismo espíritu de Fruta extrañaevocando la pérdida residencial y el borrado personal.

Encuesta deja claro que Leonard ha encontrado la forma de dejar que el mundo hable por ella. Es como si hubiera cogido tiza y esbozado estas metáforas antropomorfizadas en situaciones encontradas. Una pared enlucida representa la pérdida. La fruta seca muestra la descomposición del cuerpo. Un árbol se convierte en un ser atrapado y contorsionado. No es necesariamente su autoría lo que tiene valor, sino los detalles y el significado de algo que ya estaba a nuestro lado: una nivelación conceptual del tiempo, la clase y el espacio. Es la posición de Leonard la que crea la obra, es realmente lo que se expone. Su punto de vista repetitivo y giratorio proyecta, recorta y disecciona. Y lo que es más importante, presenta un encuadre de un material que de otro modo pasaría desapercibido en un mundo pedestre.

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Muro Rojo, 2001/2003. Impresión por transferencia de tinte, 75,4 x 52 cm. Colección de la artista. Cortesía de la Galerie Gisela Capitain, Colonia, y de Hauser & Wirth, Nueva York.

Imagen de portada: Fruta extraña, 1992-97 (vista de la instalación, Museo Whitney de Arte Americano, Nueva York). Cáscaras de naranja, plátano, pomelo, limón y aguacate con hilo, cremalleras, botones, tendones, agujas, plástico, alambre, pegatinas, tela y cera para recortar, dimensiones variables. Colección Museo de Arte de Filadelfia; adquirida con fondos aportados por la Fundación Dietrich y con la donación parcial de la artista y de la Galería Paula Cooper. Fotografía de Ron Amstutz.

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